viernes, 13 de junio de 2008

Herpes Zoster

El herpes zóster se manifiesta con lesiones en la piel y dolor. Dichas lesiones son el resultado de la inflamación del nervio provocada por el virus varicela-zóster. En situaciones en que las defensas decaen, el virus puede manifestarse.

Puede afectarse cualquier área del cuerpo desde la cabeza y cara hasta la pierna y pie, generalmente de un solo lado.

El dolor suele ser intolerable. Puede alterar profundamente la calidad de vida de la persona. El dolor debería controlarse lo antes posible. El retraso en el inicio del tratamiento del dolor puede traducirse en una temida complicación, la neuralgia postherpética.

Para que aparezca el herpes zóster el organismo tiene que encontrarse en estado de debilidad y haber sufrido previamente una agresión física o emocional, o haber consumido medicamentos tóxicos (corticoides, quimioterapia).

Dolor persistente... Cuando el dolor persiste una vez curadas las lesiones cutáneas puede decirse que se debe a neuralgia postherpética, es decir, a un daño más importante del sistema nervioso. El dolor suele ser intenso, a veces quemante, con extrema sensibilidad en las áreas afectadas, estímulos habitualmente no dolorosos pueden causar dolor, se perciben sensaciones desagradables como hormigueo, picazón, adormecimiento, ardor, etc.

El gran estado de irritación del sistema nervioso provoca a su vez, en forma refleja, contractura y dolor muscular, que se convierte en una muy importante fuente de dolor. Además pueden aparecer trastornos viscerales, trastornos del sueño y depresión.

Otras consideraciones... La persona que padece neuralgia postherpética en general no entiende qué le pasa. Siente dolor intolerable y sensaciones intensamente desagradables en la zona de la piel afectada pero allí sólo quedan cicatrices. La familia generalmente tampoco entiende y cree, a veces, que la persona enferma está exagerando.

Herpes zóster y el ojo... La lesión del ojo puede causar trastornos importantes, incluso ceguera. Una lesión herpética en la punta de la nariz puede ser signo de peligro para el ojo. El tratamiento facilitador de la autoorganización aplicado oportunamente puede evitar esta grave complicación. El dolor en el ojo puede deberse a la propia lesión herpética o a la contractura muscular refleja asociada.

Culebrilla y curanderas... Por el aspecto de las lesiones la cultura popular le ha puesto el nombre de "culebrilla" . Ante el desconocimiento de muchos médicos acerca de la forma de tratar este dolor, la gente recurre a la curandera que aplica tinta china u otros elementos. Esto sólo retrasa el momento del tratamiento adecuado.

Tratamiento... En la etapa aguda el tratamiento debe estar dirigido a la causa. Hay que tener presente que la causa es la que condujo a que el organismo se debilitara. La causa no es el virus. El virus es simplemente un oportunista. El tratamiento tiene que estar orientado a restablecer la pérdida de la capacidad de autoorganización, lo cual conduce a mejorar y recuperar el estado de defensa general y regional, y a resolver el dolor. Es también la forma adecuada de cuidar al ojo. La medicina para la autoorganización cumple ampliamente este objetivo. Los antibióticos antivirales actúan contra el virus pero no resuelven la causa.

En la etapa subaguda o crónica (neuralgia postherpética), la situación es más complicada porque el compromiso del sistema nervioso es más profundo y puede adquirir carácter permanente. Es necesario actuar sobre diferentes factores: el sistema nervioso somático, el sistema nervioso vegetativo, la relación entre nervios y músculos, etc. La medicina para la autoorganización mediante terapia neural o modulación neuromuscular permite resolver problemas tan complicados como éste. La odontología neurofocal también es parte integrante de este nuevo concepto médico.

Los procedimientos quirúrgicos para el tratamiento del dolor, en realidad, pueden provocar su agravamiento. El tratamiento del dolor en la neuralgia postherpética no es una tarea sencilla, debe estar a cargo de un médico especializado y con experiencia en el manejo de este problema.

Síntomas y enfermedades persistentes

Todo síntoma o enfermedad persistente suele deberse a un campo interferente. Un campo interferente puede dar lugar al establecimiento de síntomas o enfermedades persistentes en cualquier parte del organismo.

La medicina clásica no reconoce la existencia de campos interferentes.

Para la medicina para la autoorganización, un campo interferente es un sector del organismo que produce una irritación persistente en el sistema nervioso y que con el tiempo -meses, años- da síntomas patológicos en un área distante, en cualquier lugar del cuerpo.

El campo interferente produce un estado de caos porque trasmite información falsa que afecta a los sistemas de regulación y de autoorganización propios de cada persona. Crea círculos viciosos que se retroalimentan proporcionando las condiciones favorables para el establecimiento y cronificación de síntomas y enfermedades. En la misma persona pueden coexistir varios campos interferentes.

El campo interferente es un área en la que el potencial eléctrico de sus membranas celulares es distinto al normal. El tratamiento con lidocaína al 0.375% repolariza y estabiliza las membranas celulares dañadas. Al restablecer el potencial eléctrico de dichas membranas celulares el círculo vicioso patogénico se corta. Una vez eliminados los estímulos nocivos provenientes del campo interferente, las funciones corporales recuperan su normalidad y los síntomas desaparecen.

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